jueves, 9 de enero de 2014

Casi un año después... cómo ha cambiado todo

Hacía mucho tiempo que tenía pendiente volver a actualizar este blog. Hace casi un año que no "renuevo" experiencias y, aunque parece un mundo, lo cierto es que el tiempo ha pasado muy deprisa. Y durante este año han pasado muchas cosas. Mis hijos, Juan y Alejandro, siguen creciendo y haciendo de las suyas. Yo, sigo escribiendo, cada vez menos, y amoldándome a una nueva vida que, si bien no es complicada, sí es muy diferente a lo que había imaginado.

Todos, o casi todos, sabéis que ya no vivimos en España. La vida y las circunstancias nos "animaron" a hacer las maletas y ahora residimos en UK. En Londres, para más señas. Todo el proceso de cambio hizo una enorme mella en mi, que necesitando planear siempre los aspectos más fundamentales de mi vida, éste, transcendental, salió casi por casualidad. De repente estaba alquilando mi casa en Alcorcón, buscando casa y colegio para mis niños y con el corazón encogido porque no quería añadir el sufrimiento de un cambio tan grande a sus pequeñas vidas.

Casi cinco meses después tengo que decir que ellos, Alejandro y Juan, han sido la clave de mi adaptación aquí y me han demostrado que son unos verdaderos campeones. Nunca, ni siquiera cuando les informamos del cambio, se quejaron. Es cierto que Juan era muy pequeño y, para él, la felicidad reside dónde estén sus padres y su hermano. Alejandro, por el contrario, ya tenía una vida hecha en España. Ya tenía un "proyecto" a medio plazo, que era empezar Primaria y unas clases de esgrima. Y ya tenía una red de amigos sólida.

De repente, todo eso cambió, se vino abajo de alguna forma y nunca dijo "no", ni nunca se mostró rebelde ante la idea de una nueva vida. Eso ya fue de gran ayuda. Mis hijos son absolutamente extrovertidos y otro de mis miedos era que se volcasen demasiado en sí mismos, sobre al todo al principio, por motivo del idioma. También ahí me demostraron que mis temores eran infundados. Es cierto que los primeros días preferían jugar solos en el parque, o playground, como se llama aquí, pero poco a poco han ido estableciendo una pequeña red de amigos.

Y así ha ido pasando el tiempo. Un tiempo en el que he descubierto que son, más que nunca, el motor que hace que me levante cada mañana. Un tiempo en el que disfruto mucho más de su compañía, ahora más intensa porque pasamos más tiempo en casa, aunque a veces me saturen. Un tiempo en el que aprendo de su poder de adaptación casi en cada minuto y dónde veo lo valientes que son ante cualquier circunstancia que se les ponga por delante.

Por eso, por ellos, voy a hacerme el firme propósito de retomar este blog para, a través de él, contaros lo bien que lo están haciendo y lo valientes que están siendo. Se lo merecen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario