miércoles, 19 de marzo de 2014

¡Felicidades papá!

19 de marzo, día del padre en España. Sin duda un gran día en el que tantos y tantos niños expresan el cariño que le tienen a sus padres. No quiero generalizar, pero nuestra sociedad nos ha impuesto un modelo en el que el padre tiende a estar "más ausente" que la madre. Normalmente, el padre suele trabajar más horas por lo que cuando llega a casa casi que sólo le da tiempo a bañar a los niños, con suerte, y cenar con ellos. Un cuento rápido y a la cama. Eso sí, los fines de semana, son enteros para ellos.

Algo así es lo que yo recuerdo de mi padre cuando era pequeña. Que nos despertaba todas las mañanas silbando el "Quinto levanta" y nos daba un beso rápido antes de salir pitando para la oficina. Que llegaba a comer justo cuando nosotros nos íbamos al cole y después, ya de noche, para darnos un beso antes de ir a dormir, siempre después de haberle dicho aquello de "hasta mañana si Dios quiere, que descanses y pases buenas noches".

Es increíble cómo se quedan algunas frases grabadas en la memoria... También tengo pegadas con super glue esas mañanas de fin de semana cuando nos íbamos a su cama -mi madre siempre se había levantado ya- y jugábamos a las "ciudades" o a "veo, veo". Algunas veces, si no era muy tarde, hacíamos ese ritual durante la noche, antes de irnos a dormir.

Y luego, cuando hacía buen tiempo, la de sábados que hemos pasado en el campo, jugando al balón, encendiendo una hoguera para hacer panceta y chuletas, buscando espárragos, jugando al escondite por las tardes antes de coger el coche, casi de noche, e irnos para casa... Y cuando llegaba el verano esos días tenían como escenario la piscina. Siempre alguna en la que no hubiese mucha gente, para poder tirarnos de cabeza -fue mi padre quién me enseñó-, bucear, hacernos aguadillas...

Ahora que ya soy madre también puedo decir que mi padre siempre ha seguido estando a mi lado. Lo estuvo cuando preparé mi boda, acompañándome en las gestiones, ayudándome con las invitaciones, viniendo a las pruebas de mi vestido... Llorando como un niño el día de la ceremonia... Y también cuando nacieron mis hijos. Fuiste tú, papá, quien se empeñaba en llevarme al hospital en las monitorizaciones de Juan o el que me impone paciencia cuando se me acababa la mía con los niños.

Hace unos meses, cuando decidimos cambiar de aires, fuiste tú, junto con mamá, quien primero me dio ánimos para afrontar el cambio desde el optimismo y quien cada día, pese a lo que sé que te cuesta estar lejos de nosotros, me recuerdas que tomamos la decisión correcta. Por todo eso no podía dejar pasar este día sin hacerte este pequeño homenaje. Gracias papá. Feliz día papá.




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