lunes, 20 de junio de 2011

Volvemos a la carga. Hermanos

Hace exactamente cuatro meses de mi última entrada en este blog. En ese tiempo, la fierecilla se ha convertido en hermando mayor por la gracia del nacimiento de Juan, que llegó a este mundo sano, feliz y tranquilo el 5 de marzo del presente año. Tenía una miedo de la reacción del mayor ante la llegada del intruso, pero lo cierto es que está siendo el perfecto HERMANO MAYOR. Lo pongo con mayúsculas porque desde el principio, el bueno de Alejandro, ha interiorizado su papel como hermano y lo desarrolla a la perfección.

Es alucinante ver cómo le hace caricias, le cuida, le canta, le mima y le cuenta cosas. Desde el punto de vista del bebé, casi cuesta creer lo tranquilo que se queda cuando tiene a su hermano cerca y lo que le sonrie y cómo busca su voz cuando sabe que está en casa. Ya desde tan pequeños ver como se afianza esa relación es motivo de orgullo para nosotros.

Esto, sin embargo, no significa que Alejandro nos ponga las cosas fáciles, porque una cosa es ser el hermano perfecto y otra el hijo perfecto... y ahí nos queda mucho por mejorar. Yo, de momento, sólo pienso en que Juan no interiorice ciertos comportamientos y actitudes de Alejandro y que, aunque físicamente sean tan parecidos que casi asusten, no tenga el genio, carácter y hábito oposicionista de su hermano. Que se quede, por contra, con su alegría de vivir, su imaginación y su capacidad de negociación y liderazgo... Sí, hablo de un niño de tres años y medio, pero hay que ver como negocia a veces...

Después de haber "desengrasado" mi teclado, espero ir actualizando este blog en las largas horas de siesta, que si algo tienen mis niños es que duermen fenomenal.

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