martes, 2 de agosto de 2011

De excavadoras, gruas y camiones de basura

Vacaciones, benditas vacaciones. Ese tiempo en que todos desconectamos, descansamos y aprovechamos para cargar las pilas. La parte dos, no menos importante, es cuando acabados los días de asueto de los adultos, alguno de los hijos decide continuar, legítimamente, con el tiempo de juego, por ejemplo, quedándose en la playa con los abuelos. A nosotros nos pasó con el mayor -claro que el pequeño, pobre con cinco meses, todavía no puede independizarse de nosotros- y ya volviendo de la playa, cuando no habían pasado ni dos horas desde la despedida, nos ocurrió algo que nos demostró lo que íbamos a echar de menos al vástago esta semana.

El viaje transcurría tranquilo cuando al ver a una máquina de obras en la carretera los dos, su padre y yo, gritamos: ¡¡mira, una excavadora!! Al momento nos miramos, como diciendo "qué dos imbéciles, si Alejandro no viene en el coche". Y es que al enano le encantan las maquinarias pesadas -bueno, todo lo que sirva para construir y destruir- y vayamos donde vayamos oye, ve o intuye todas las máquinas habidas y por haber. Por eso, como un ejercicio de distracción en los viajes, cada vez que vemos una excavadora, fresadora, grúa, taladradora, incluso cosechadora, avisamos por si al niño se le ha pasado.

Comentando después la jugada, concluimos que hemos llegado a una fase en que da igual con quién vayas en el coche -tu jefe o el presidente del Gobierno- que al ver a cualquier representante de maquinaria pesada gritarás: ¡¡mira una excavadora!! Seguro que quien tenga hijos sabe a qué me refiero.

No ha sido el único momento. Esta mañana me ha despertado el camión de la basura -tenemos la suerte o la desgracia de tener una isla ecológica justo enfrente de casa- y me ha resultado muy raro no escuchar en la tarima esos pasitos cortos y rápidos de Alejandro yendo flechado a ver cómo descarga el contenedor. En ese momento, Juan se ha despertado y casi sin pensarlo le he cogido y hemos visto los dos como el camión terminaba de hacer su operación diaria. ¿Homenaje a su hermano? ¿Ya una manera de viciar al pequeño con las manias del mayor? Decidan ustedes mismos.